lunes, 17 de junio de 2013

La Estrella de Belén Carmona en el programa PÁGINA 2 de TVE


http://www.rtve.es/alacarta/videos/pagina-2/pagina-2-alan-pauls/1876407/

Minuto 21:48




jueves, 13 de junio de 2013

LA ESTRELLA
 basada en la novela La Estrella (Ediciones B) 
de Belén Carmona, película coescrita junto al director Alberto Aranda 
y protagonizada por Ingrid Rubio, Carmen Machi
Marc Clotet, Fele Martínez y Carlos Blanco,
ha sido catalogada por el Ministerio de Cultura

"ESPECIALMENTE RECOMENDADA
PARA EL FOMENTO DE LA IGUALDAD DE GÉNERO"


 



miércoles, 12 de junio de 2013

Brillante artículo sobre LA ESTRELLA novela y película

"Estrella de ‘Santaco’: salir del tanatorio"




por Rafael Fuentes Molla, crítico literario, teatral y cinematográfico, filológo y profesor universitario. 
ARN DIGITAL:


Se estrena La Estrella’, primer largometraje dirigido y coescrito por Alberto Aranda, basado en la novela La Estrella (Ediciones B) de Belén Carmona, del que la autora también es coguionista, que se ambienta en la localidad catalana de Santa Coloma de Gramenet y nos relata una historia de superación y vitalidad, la de su protagonista, Estrella, nacida en Cataluña de padres charnegos

Rafael Fuentes / Madrid 
Tras su exhibición en el último Festival de Málaga –con excelente sabor de boca–, acaba de estrenarse el primer largometraje de Alberto Aranda: ‘La Estrella’. Nueva película y nuevo director que dan una segunda oportunidad a la novela de mismo título (Ediciones B, 2011) de Belén Carmona, relato de genuina creatividad y original estilo, injustamente desatendido por la crítica el año de su publicación. El director del filme, Alberto Aranda, había ya dado una primera prueba de su solvencia con su multipremiado cortometraje documental ‘¡Mezquita No!’ (2005), centrado en las protestas vecinales contra la apertura de un oratorio musulmán en Santa Coloma de Gramenet que desembocaron en durísimos enfrentamientos con los antidisturbios de los Mossos d’Esquadra. Desde aquel inicial botón de muestra cinematográfico, Alberto Aranda había deambulado por las labores de productor ejecutivo, director de producción y guionista, hasta que la novela de Belén Carmona le ha decantado definitivamente por la dirección de largometrajes con un punto de arranque más que prometedor.
Alberto Aranda, Belén Carmona y Estrella –la protagonista de esta ópera prima– comparten un territorio común: la población de Santa Coloma de Gramenet. Alberto Aranda y Belén Carmona nacieron y se criaron en esta ciudad-dormitorio próxima a Barcelona en un ambiente marcado por la segunda generación de aquellos charnegos emigrantes del sur de la península que se afincaron, tras sucesivas oleadas migratorias, en la Cataluña de la postguerra.

El personaje central del filme, Estrella, no solo es producto de esa urbe mestiza, donde la superposición de catalanes e inmigrantes de los cuatro costados de España se enriquece con la incorporación de las culturas más heterogéneas (musulmanes, rumanos, chinos…), sino que Estrella es la síntesis y el símbolo de esa efervescente amalgama humana.

La película avanza con arreglo a contrastes nítidos perfectamente delimitados. Si comienza con una fresca secuencia donde Estrella hace el amor con su pareja en un amanecer lleno de luminosidad con las ventanas de la alcoba abiertas de par en par a la vitalidad del nuevo día, acto seguido veremos a la protagonista en su deprimente trabajo como humilde limpiadora en el tanatorio y entre las lápidas de los nichos del cementerio de su ciudad. La ley del contraste se prolonga y multiplica con la figura radiante de Estrella decidida a escapar de esa fúnebre mordaza, frente a Trini, su compañera de trabajo, oscuramente atrapada en una espiral destructiva de malos tratos y depresión.


El choque de contrastes es permanente, Estrella en busca de una libertad íntima frente a su pareja Salva, obsesionado por un éxito económico que lo encarcela cada día más. Los primeros inmigrantes charnegos violentamente enfrentados a los nuevos inmigrantes marroquíes. La especulación de las empresas inmobiliarias frente a los movimientos vecinales, cristianos frente a musulmanes, la riqueza frente a la crisis, el amor frente a la violencia. Sin duda, Santa Coloma aparece como el microcosmos del universo actual, y el modo en el que la nombran sus vecinos: ‘Santaco’, verbalmente suena como ‘San Taco’, el gran taco, el torbellino inagotable. De hecho, el primer proyecto que trató de concluir la película y estrenarla el año pasado se titulaba así, ‘La Estrella de Santaco’.


Alberto Aranda podría haber filmado una línea argumental de estas características con un ritmo trepidante y una cámara en pleno dinamismo, con planos fugaces que captasen esa vorágine con flashes caóticos y subjetivos. Elige lo contrario. El centro es siempre su heroína, Estrella, y su transfiguración emocional. Tras ella transcurre esa tolvanera de acontecimientos narrados con economía expresiva y concisión. Los hechos explosivos se han rodado de un modo sobrio y en ocasiones con elegantes elipsis que evitan la sobreactuación y el dramatismo impostado. Ante la adversidad, ha huido del catastrofismo y ha preferido un parco optimismo. Las referencias más inmediatas en el cine español nos hacen pensar en Fernando León de Aronoa, Iciar Bollaín, Imanol Uribe, Achero Mañas, en ‘Barrio’, ‘Princesas’, ‘Los lunes al sol’, ‘Te doy mis ojos’, ‘Bwana’, ‘El Bola’…, por más que Alberto Aranda frena la lamentación y la protesta para fomentar la acción individual positiva. Visualmente, evoca toda esa tradición cinematográfica que se inspira en Roberto Rossellini.


Un planteamiento de esta índole deposita una gran responsabilidad en los actores. Carmen Machi encarnando a Trini lleva a cabo una de sus habitualmente magistrales lecciones interpretativas. Marc Clotet borda a un Salva caprichoso, superficial y arribista. Pero los episodios fundamentales de la historia salen adelante gracias al sorprendente crecimiento como actriz de Ingrid Rubio, que tras este papel de Estrella ya ha comenzado a sonar como aspirante a los futuros Goya. El desconcierto y la dureza de la vida que le han tocado vivir, se transforman en determinación para remontar el vuelo de este personaje que “tiene el corazón hecho trizas, pero hambre de libertad”. Ingrid Rubio comunica con decisión esas agallas que le crecen a su personaje, esa fuerza racial, ese propósito de echarle ovarios a las circunstancias. 

Su nombre, Estrella, no resulta casual. Irónicamente procede de la marca de cerveza preferida por su padrino, aunque en realidad alude a su fe en la buena estrella, a su confianza en el ‘duende’, esa idea popular de sus ancestros andaluces que tan bien definió Federico García Lorca en su ‘Juego y teoría del duende’. Decía allí el poeta granadino que el ‘duende’ era ese poder misterioso que todos podríamos sentir dentro y ningún filósofo explicar. La inteligencia del instinto y la intuición popular para salir airosos de trances difíciles. Parece como si esta ‘Estrella de Santaco’ fuese una réplica a la célebre ‘Estrella de Sevilla’, de Lope de Vega, donde el esplendor de una mujer es arrojado a la vida oscura de un convento a consecuencia de los juegos de poder y honor masculinos. Esta nueva Estrella del siglo XXI hace el recorrido opuesto, elevándose por sí misma a partir de los ámbitos más hostiles.


Semanas después de la muerte del gran Bigas Luna, parece inevitable comparar ‘La Estrella’ con aquella ‘Yo soy la Juani’ (2006). En esta última, Bigas Luna retrataba las aspiraciones de una bella hija de inmigrantes charnegos en Cataluña que se proponía triunfar con su atractivo físico. La imagen de los padres charnegos era cruel e inclemente. Traicioneros, llorones, de horrendo mal gusto, desintegrados frente a la cultura catalana, eran invitados a marcharse, mientras se enviaba a su hija Juani a conquistar la ciudad de la impostura y la estafa, Madrid. Ahora, por el contrario, Estrella recobra sus raíces andaluzas, simbolizadas por los distintos palos flamencos que suenan, sin pensar un solo instante en irse. En la novela, Belén Carmona es muy explicita al respecto: “Mis padres son andaluces, pero yo he ‘nacío’ aquí. Tengo el alma catalana y no la quiero cambiar. Aquí está mi Andalucía. Que a mí me gusta la herencia que me dejaron mis padres de flamenco y alegría, pero vivo en Barcelona y aquí está mi Andalucía –canta la Estrella.”


La presencia del flamenco-catalán es la que hace mejor la novela frente a su versión cinematográfica. En la película el flamenco suena sobre imágenes mesuradas. En la novela, el lenguaje es en sí mismo rítmico, rasgueado, taconeante, conforme a la voluntad flamenca de la protagonista, componiendo lo que se ha dado en llamar, con acierto, una “novela-rumba”. Ante esta energía popular, imposible sustraerse a aquellos versos de Jaime Gil de Biedma en plena postguerra en ‘Mi paseo solitario en primavera’, donde contemplando a los charnegos recién llegados a Barcelona, expresaba aquel deseo: “Sean ellos sin más preparación / que su instinto de vida / más fuertes al final que el patrón que les paga / y que la ciudad les pertenezca un día”.

Indudablemente, la ciudad no les perteneció nunca. Pero también indudablemente su “instinto de vida” permanece intacto y pujante tras generaciones. Es el que ha permitido a esta película –a punto de naufragar por la crisis en el 2012–, y a su protagonista Estrella, escapar del tanatorio. Un ejemplo de vitalidad.